Método para la obtención de un sustrato de turba enriquecida, sustrato correspondiente y aplicación como base de cultivo.

La presente invención tiene por objeto un sustrato de turba enriquecida mediante la adición de microorganismos, un método para su obtención, y la utilización de dicho sustrato en bandejas de cultivo.

Las tierras en las que se desarrollan distintas especies vegetales tienen una cierta cantidad de recursos naturales que, por una parte aportan nutrientes a las plantas, y por otra suponen una defensa de las raíces y el tallo frente a posibles agresiones por parte de algunos organismos.

Desde la utilización de los pesticidas como tratamientos de lucha contra la proliferación de plagas, el biosistema que circunda a la planta, y especialmente en la tierra en la que se sitúa su raíz es radicalmente reducido e incluso eliminado totalmente, lo que da lugar a una especial vulnerabilidad de la planta, una vez la acción del pesticida disminuye su intensidad inicial, permitiendo que distintos organismos tengan acceso a dicha planta, sin que los organismos perjudiciales tengan una protección natural, provocando incluso la muerte de la planta.

Desde la más remota antigüedad hasta tiempos muy recientes se utilizaban reses y caballerías para el tiro de los arados. Los animales de tiro producían estiércol, tanto en el campo, que nutría y favorecía la defensa de las plantas, como en las

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cuadras, que se utilizaba posteriormente como fertilizante en el campo, con los mismos efectos que los anteriormente citados.

El estiércol era compostado por bacterias y hongos que eran distribuidos en el campo junto con el compost mismo. Estos microorganismos cumplían funciones como asimilar el nitrógeno del aire en las raíces, disolver nutrientes que estaban en forma insoluble en el suelo, haciéndolos así disponibles para las plantas.

También equilibraban la población bacteriana, impidiendo así la aparición de enfermedades y plagas. No había entonces ni insecticidas ni plagas que tratar básicamente.

Actualmente con la desaparición de estos animales, el abono se lleva a cabo por aportación de productos selectivos artificiales: los fertilizantes.

Estos fertilizantes no contienen los microorganismos eficientes y por tanto no aportan los mismos al suelo. Esto origina la multiplicación de microorganismos patógenos así como la necesidad de productos que los combatan: los insecticidas y plaguicidas.

Además las plagas se combaten con insecticidas, con el perjuicio de que los insecticidas matan todo lo que es biológicamente activo, incluyendo las esporas los hongos y las bacterias que resultan beneficiosos para la agricultura.

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Por tanto, los productos antiplagas alteran la estabilidad de la tierra por cuanto también eliminan los hongos y bacterias que sirven para sintetizar y desarrollar los nutrientes y para impedir que las plantas sean atacadas por otros microseres perjudiciales para su desarrollo.

Antecedentes

Como se ha dicho, la agricultura tradicional utilizaba excrementos de animales para enriquecer la tierra. La necesidad de que fueran los animales los que tirasen del arado y su cuidado en los establos permitía acumular estiércol, incluso durante la época de barbecho o en que la tierra no era cultivada, que se dispersaban por las plantaciones.

Como había necesariamente una cierta proporción de animales con respecto a la superficie cultivable, la producción de abono de estiércol, permitía un equilibrio de la tierra con una suficiente aportación de bacterias y hongos con los nutrientes que dicho estiércol contenía.

La evolución industrial llevó al uso de tractores bajo el lema de que cuando no trabajan no comen. Sin embargo, también la falta de presencia de los animales supone que la anterior acumulación de excrementos ahora ya no se produce. Por tanto debía llevarse a cabo otro tipo de enriquecimiento de la tierra.

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Para paliar las carencias producidas por la falta de aportación de nutrientes y por la desaparición de la protección natural de las plantas, se desarrollaron los abonos sintéticos, por una parte, y productos insecticidas y pesticidas, por otra.

Una de las ventajas que presentan los abonos químicos es que permiten su aplicación de forma discriminada, esto es, de acuerdo con las necesidades de las plantas para reforzar la tierra con los nutrientes necesarios para el desarrollo del cultivo de que se trata.

Sin embargo, la falta de equilibrio en el biosistema de la planta o de la zona cultivable permite la proliferación de plagas. Esto tiene lugar porque los hongos y las bacterias que antes contenían los excrementos de los animales de tiro, ahora no están contenidos en los abonos químicos, y por lo tanto no proporcionan la necesaria protección al medio.

Además, actualmente las plagas se combaten con insecticidas y pesticidas que matan no sólo los insectos y esporas nocivas, sino que también destruyen las bacterias y hongos que llevan a cabo la protección de la planta frente a las agresiones de los seres biológicos nocivos.

Contra ello, se han obtenido determinadas especies vegetales que son resistentes a las plagas, de forma natural, pero a cambio de ceder otras características, tanto organolépticas, como genéticas, en aras de garantizar una producción vegetal,

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frutal o de hortalizas, aún cuando la tierra no reúne condiciones adecuadas para ello.

Los planteles que se cultivan en vivero tienen su crecimiento sobre una turba natural o artificial, y pueden no estar sometidos a distintas acciones agresivas de los organismos existentes en el medio natural. Sin embargo, cuando el plantel es transplantado a tierra, al no tener la turba sobre la que produce el cultivo una adecuada protección, dicha turba empieza a ser víctima de las agresiones externas

(los organismos presentes en la tierra), provocando el deterioro o la destrucción de la planta.

Es por ello deseable la obtención de una turba o sustrato que contenga la protección debida y los nutrientes necesarios para la planta, y que al mismo tiempo sea utilizada en las bandejas de cultivo para planteles.

Explicación de la invención

Así, la presente invención tiene por objeto un método para la realización de un sustrato enriquecido que permite la adición de los necesarios microorganismos, el sustrato obtenido correspondiente, y como su aplicación a bandejas de cultivo previo al trasplantado

Partiendo de un sustrato, el invento consiste en una selección y mezcla de los micro-organismos (bacterias y hongos) usados en agricultura y tanto en polvo

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como líquidos con substratos de cualquier composición, aunque preferentemente se orienta para esta utilización el uso de turba y cocopeat que es el sustituto de la turba pero obtenido de la parte exterior del coco, humus de lombriz, sus mezclas entre si o entre otros materiales como corteza de pino, serrín, o cualquier otro. Puede añadirse también otros ingredientes que no son substratos pero que alimentan a los microorganismos y aceleran su crecimiento como azúcar, sal, jagery, producto este también conocido en Sudamérica como pamela y es obtenido de la caña de azúcar) u ingredientes similares con la función de alimentar a los micro-organismos.

El método para la realización del sustrato, conforme a una primera realización, comprende las etapas de:

• Mezclado de los microorganismos en agua; y

• Meclado del agua provista de los microorganismos con los sustratos; y • Envasado de los sustratos provistos de los microorganismos en sacos de plástico.

El mezclado de los productos indicados, produce el efecto de aumentar por proliferación que se lleva a cabo en el sustrato cocopeat u otro, ya que el poner la mezcla de micro-organismos con substratos en un saco de plástico, - de los utilizados para el transporte o almacenamiento de estos productos- es un medio de cultivo excelente.

En las pruebas preliminares, sorprendió que la proliferación fuera enorme y

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además el aspecto exterior no cambiaba con el tiempo. Esto es, que no se producían hongos de color blanco u otro color, lo cual es negativo ya que produciría rechazo por el agricultor que podría pensar que son micro-organismos perjudiciales, aunque estos particularmente no lo sean.

Los efectos son dos: Primero, que el aspecto exterior no cambiaba y segunda que el conteo de micro-organismos era igual que en la concentración inicial tras haberse inoculado en los sacos de cocopeat. La concentración inicial era de IxIO ⁹ y después de un mes en el saco de plástico el conteo de micro-organismos dio un resultado similar de 1x10 ⁷ a 1x10 ⁹ por mi o gramo (rango que se considera suficiente para su aplicación efectiva). De esta forma se abarata enormemente este insumo agrícola.

Conforme a una segunda realización, el mezclado de los microorganismos, suministrados normalmente en polvo, se mezcla directamente con el sustrato, en seco, sin que dichos microorganismos hayan sido mezclados en agua. Posteriormente se produce una compactación de la mezcla para optimizar la relación peso/volumen de cara al transporte, y finalmente puede rehidratarse para su utilización y/o envasarse para su distribución.

Los microorganismos, son bacterias y hongos que tienen unos una función nutricional, otros una función de protección al prevenir las plagas evitando la presencia de los microorganismos nocivos, y otros, también de protección, ya que directamente atacan a los micro-organismos que producen las plagas. Es pues todo

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un sistema de insumos agrícolas que puede implementarse en el suelo, y que en un proceso de 3 años, permite reducir progresivamente los fertilizantes químicos y pesticidas, de modo que es posible prescindir de ellos. Puede requerirse la adición de otros insumos naturales.

La forma de llevar a cabo el objeto de la primera realización depende del tipo de maquinaria que se posea, pero como ejemplo, supongamos que se dispone de una cuba similar a la que se utiliza para el cemento en el transporte por camión.

Una vez calculada la cantidad de producto final que cabe en dicha cuba, se introduce los componentes (en la cantidad necesaria calculada) que pueden ser turba, cocopeat, humus de lombriz, estiércol, corteza de pino, serrín y otros restos orgánicos.

Se calcula también el agua necesaria a añadir y en la misma se introducen los microorganismos (bacterias y hongos) así como se puede (opcional) introducir azúcar, sal, jagery es decir nutrientes para bacterias y hongos.

Se añade el agua con esta mezcla a la cuba y se realiza la mezcla, quedando así terminado el producto para su envasado en sacos de plástico, donde la población de microorganismos seguirá creciendo hasta su límite de crecimiento.

La forma de llevar a cabo la segunda realización depende también de la maquinaria que se posea pero puede consistir en pesar la cantidad necesaria de

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sustrato según el tamaño de la bala resultante después del prensado (bala de 5kg. ₅ ladrillo de 65Og o las tablas o también denominados sacos de cultivo de diferentes tamaños), añadir la cantidad de microorganismos bien en forma liquida como se aconseja o en polvo (en forma líquida se consiguen mejores resultados de concentración de microorganismos y como la cantidad es pequeña permite el prensado posterior que es normalmente de 5 a 1). Posteriormente se mezcla, puede hacerse manualmente, y se introduce en la prensa hidráulica para su prensado. El producto obtenido se apila en palets o bien se puede proteger con un plástico retractilado o ponerlo en una caja individual. En todos los casos de embalaje del producto prensado los microorganismos permanecen y se multiplican dado que a pesar de que el producto este seco hay una humedad de al menos el 15% que es suficiente para su desarrollo.

Posteriormente en destino, se añade agua para su expansión, o recuperación de su volumen original y se aplica al campo o se ensaca. El objetivo de la segunda realización es solo el de rebajar el coste del transporte del producto, así como reducir el espacio que ocupa en las tiendas de jardinería.

El método anterior puede mecanizarse de forma mas automática, dependiendo del coste de mano de obra del país donde se realice.

De esta forma se obtiene un substrato mucho más rico que el antiguo compost a su vez que equilibrado con las bacterias y hongos elegidos, según la finalidad a la que se vaya a destinar dicho substrato.

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Por ejemplo, si se quiere un substrato que mejore la nutrición de la planta, se añadirán todos los microorganismos relacionados con la nutrición (como por ejemplo: Azospirillum (fija el nitrógeno), Bacilus megaterium (solubiliza el fósforo) y Frateuria aurentia (solubilizadora del potasio) y que mejoran la asimilación de los 15 nutrientes que las plantas necesitan.

Si se quiere fortalecer a la planta contra enfermedades, se añadirán los microorganismos correspondientes (como por ejemplo: Pseudomonas fluorescens y Bacillus subtillis) .

Si se quiere luchar contra plagas existentes, se añadirán los microorganismos correspondientes (como por ejemplo: Bacillus thuringiensis, Beauvaria bassiana, Verticillium lacanii y Metarhiziurn anisopliae). .

Si se quiere luchar contra nematodos, se añadirás los microorganismos correspondientes (como por ejemplo: Trichoderma viride y Paecilomyces lilacinus) así como productos de neem (aceite de neem, torta o pellets de neem) que los refuercen.

Si se quiere luchar contra una enfermedad determinada y existe el microorganismo correspondiente, como por ejemplo el mildiu (el microorganismo antagónico es el Ampelomyces quisqualis) se añade este microorganismo al substrato, se envasa en el saco de plástico donde crecerá en un tiempo de un mes, estando después listo

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para ser aplicado al suelo y a continuación efectuar un riego (si el riego es por goteo se pone en la zona del goteo).

Si se quiere un substrato general, se añaden todos estos microorganismos (nutrientes, controladores de enfermedades, pesticidas y nematicidas), así como algún nutriente como el humus de lombriz o estiércol.

En definitiva, se trata de que con una reducida cantidad de microorganismos, se obtiene una gran cantidad de substrato enriquecido, gracias a la propagación que se produce en el envase hasta su aplicación por el agricultor.

El sustrato resultante es el procedente de la adición de los microorganismos citados. Es decir, un sustrato enriquecido con un conjunto de microorganismos que realizan al menos una de las siguientes funciones: • Mejora de la nutrición de la planta (por ejemplo: Azospirillum,

Bacilus megaterium y Frateuria aurentia);

• Fortalecimiento de la planta contra enfermedades (por ejemplo: Pseudomonas fluorescens y Bacillus subtillis);

• Protección contra plagas existentes (por ejemplo: Bacillus thuringiensis, Beauvaria bassiana, Verticillium lacanü o

Metarhizium anisopliae);

• Protección contra nematodos (por ejemplo: Trichoderma viride y Paecilomyces lilacinus, así como productos de neem [aceite de neem, torta o pellets de neem] que los refuercen);

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• Protección contra enfermedades (por ejemplo: Ampelomyces quisqualis como microorganismo antagónico contra el mildra)

Un sustrato general comprenderá un conjunto de todos estos microorganismos (nutrientes, controladores de enfermedades, pesticidas y nematicidas), así como algún nutriente como el humus de lombriz o estiércol.

Se describe también la utilización del sustrato como base para el cultivo de plantas. No obstante, queda comprendido en el cultivo de plantas el medio para un posible transplante. Una utilización específica es el uso del sustrato objeto de la invención como base de cultivo para bandejas u otros soportes de cultivo, pues una vez transplantada a la tierra, la planta que se ha desarrollado en dicho sustrato continúa siendo protegida por cuantos microorganismos se han descrito, que proliferan igualmente en el suelo, favoreciendo tanto la fertilidad de éste como la defensa de la planta.

Queda aclarar que las referencias a la turba comprenden también sus equivalentes vegetales naturales o artificiales utilizados con el fin descrito.

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